Cultura, RRHH

Pensamiento grupal, un veneno para la innovación

“La diferencia entre la persona que más sabe del mundo y la que menos sabe es completamente insignificante con lo que no sabe ninguna de las dos” – Albert Einstein

Cuidado. El pensamiento grupal, el groupthink, es más común cuando toda la comunicación se realiza de forma digital, comunicación que se ha incrementado con el teletrabajo.

Según este artículo de Fast Company Cómo luchar contra el pensamiento de grupo :

Resulta que los canales de comunicación digital como Zoom son un caldo de cultivo perfecto para los componentes básicos del pensamiento grupal: complacencia, conversaciones dominadas por una o dos personas y un deseo subyacente (a veces inconsciente) de terminar de una vez. Al final, la colaboración en línea tiene aún más pensamiento grupal que las reuniones tradicionales. A este fenómeno creciente lo llamo “Zoomthink”.

Sabemos de la importancia de la Inteligencia Colectiva, algo que siempre ha existido con pero es potenciada por el mundo red – probablemente el fuego y la rueda fueron fruto de la Inteligencia Colectiva -.

Por otro lado, es por todos conocida la tendencia que tenemos los humanos hacia el pensamiento grupal, escogemos a nuestros amigos por empatía, por similitud a nuestros gustos y formas de pensar, y nos relacionamos con ellos con más frecuencia que con aquellos que tienen gustos contrarios. Leemos aquello que escriben los similares a nosotros y lo creemos más, lo que nos lleva a la endogamia – que siempre ha existido – potenciada por la conectividad: Endogamia conectada

Uno de los peligros de las redes sociales es que nos empujan más rápidamente, a pensar como los demás, al GroupThink, término acuñado por el psicólogo Irving Janis en 1972:

«Un modo de pensamiento que las personas adoptan cuando están profundamente involucradas en un grupo cohesivo, cuando los esfuerzos de los miembros por unanimidad hacen caso omiso de su motivación para valorar realísticamente cursos de acción alternativos».

En las redes sociales también se presenta el pensamiento grupal, el pertenecer a un grupo suficientemente homogéneo hace que las propias ideas se vayan acercando progresivamente a las de los demás, también en el mismo proceso de convergencia, hasta crear una especie de “mentalidad colectiva”, un modo de ver las cosas que se comparte y, precisamente porque se comparte, se tiene por verdadero aunque no lo sea.  En los espacios digitales dominan los grupos de afinidad, zonas de alta fidelidad entre sus integrantes en las que si te desmarcas con ideas contrarias, el grupo te “castiga” (pérdida de influencia social, seguidores).

¿Nos conduce la endogamia, el groupthink y la autocomplacencia a la estupidez colectiva? Parece que la sociedad, con ayuda de las redes sociales, se está convirtiendo en más activa y con más capacidad de aprendizaje pero las redes también nos pueden conducir con mayor velocidad a la estupidez colectiva. Se necesita mucha capacidad de análisis crítico para no caer en ella.

Es cierto que, gracias a la conexión, es más fácil compartir y aprender de personas de pensamiento diferente, de otros círculos, otras áreas de conocimiento, conocer opiniones y entrar en mundos diferentes al nuestro, en definitiva al mestizaje digital. Pero finalmente seguimos nuestra tendencia natural a agruparnos con nuestros iguales, a la endogamia conectada lo que nos lleva a disminuir las posibilidades de innovación, de creatividad y de serendipia.

Vigila que el veneno del pensamiento grupal no ataque a tu organización ya que estará atacando directamente su capacidad de innovación.

Alicia Pomares
Socia Directora
Grupo Humannova

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