Lo sabe todo el mundo. Un colaborador motivado es un colaborador productivo y feliz. Ya está. Ni más ni menos. Ni magia ni estudios sesudos.
La parte difícil de la ecuación es encontrar el cómo hacerlo. Yo me haría dos preguntas.
-. ¿Qué podemos hacer para motivar a nuestros colaboradores?
-. ¿Qué podemos hacer para no desmotivar a nuestros colaboradores?
Muchas veces nos empeñamos en querer encontrar soluciones creativas a los retos de la motivación y a menudo la respuesta es más sencilla de lo que creemos. Dejemos de hacer lo que no funciona.
Te parecerá una obviedad lo que estoy diciendo pero no lo es en absoluto. Te llevarías las manos a la cabeza si supieras la de organizaciones que continúan haciendo las cosas porque siempre se ha hecho así o porque nadie me ha dicho que esa no es la forma correcta.
Evitemos a toda costa discursos y comportamientos organizativos que generen rutina y apatía, falta de creatividad e innovación y carencia de iniciativa.
¿Qué entendemos por motivación?
Para responder a las 2 preguntas iniciales primero tenemos que entender lo que es la motivación y sus diferentes enfoques: la motivación intrínseca y la motivación extrínseca.
Anita Woolfolk (Psicología Educativa, 2006) define la motivación como un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta. Me gusta esta definición porque es neutra y no pone énfasis en el catalizador de la motivación y eso nos permite dar paso a explicar los dos enfoques antes comentados.
- Motivación Intrínseca: Explicada de una forma sencilla sería aquella motivación que surge por el propio placer de realizar una actividad o determinado comportamiento. Es inherente y reside en la misma realización de la acción sin necesidad de incentivos ni recompensas externas.
- Motivación Extrínseca: Son aquellas actividades cuya motivación a la acción es ajena a la misma, es decir, están determinadas por agentes externos. Estos agentes suelen ser incentivos positivos y externos al individuo y a la actividad. Estos incentivos proporcionan el placer que la actividad por si misma no puede.
Clarificado esto podemos pasar a responder las preguntas que antes nos formulábamos.
¿Qué podemos hacer para motivar a nuestros colaboradores?
La verdad es que no existen recetas mágicas para motivar a las personas pero muchas veces usando el sentido común y un poco de ingenio se pueden lograr muchas cosas. Lo mejor de todo es que la mayoría de cosas no cuesta dinero aplicarlas.
Y no, aunque lo creas, el salario (sólo) no motiva a las personas.
- Crea oportunidades de crecimiento y de desarrollo profesional.
- Impulsa las nuevas formas de trabajo.
- Invierte en formación de manera frecuente pero que sea efectiva y relevante para el puesto.
- Procura tener a la persona adecuada en el puesto adecuado y con las herramientas necesarias para hacer su trabajo.
- Marca objetivos ligados y coherentes con los valores de la empresa.
- Comunica y transmite claramente lo que esperas de ellos. Se accesible y cercano.
- Crea incentivos salariales y emocionales.
- Reconoce los logros de tu equipo.
- Introduce políticas de flexibilidad y conciliación laboral.
- Genera un ambiente de trabajo sano (clima laboral).
- Pregunta a tu equipo y escucha lo que dicen. Toma nota.
- Feedback regular y constructivo.
- Cortar de raíz las actitudes negativas y tóxicas.
- Da motivos para que se hagan las cosas.
- Sé un ejemplo. Las acciones hablan por si solas.
- Fomenta un entorno y una cultura de aprendizaje.
- Impulsa el intraemprendimiento y la innovación.
¿Qué podemos hacer para no desmotivar a nuestros colaboradores?
Igual de importante que motivar a tus equipos es tener la capacidad de no desmotivarlos. Nos centramos en generar acciones de mejora pero pasamos por alto muchos comportamientos que suelen ser caldo de cultivo de la desmotivación. Como me dijo en su día un querido amigo “ya no pido que me motiven (eso lo hago yo solo) pero que al menos no me desmotiven”. Simplemente genial.
- Gestiona las expectativas. Nunca prometas lo que no puedes cumplir.
- No uses tu poder en la jerarquía organizativa para imponer siempre tu criterio.
- Paga un salario justo y acorde a su posición y experiencia. Ni más ni menos.
- No critiques a tu equipo y menos en público.
- No rehúyas tu responsabilidad como manager en momentos delicados. Nunca les des la espalda ni les culpes de los errores. Sois un equipo. Es tu equipo.
- No te atribuyas éxitos que son de todo el equipo.
- No “mates” las ideas antes de tiempo.
- La empatía y la escucha activa te hará más cercano y accesible. Utilízalas bien.
Gracias por leer, comentar y compartir el post si lo encuentras interesante.
Escrito por Marc Vigilante