La metodología agile está cada vez más presente en la manera de hacer de las empresas. Más que una moda, la necesidad de acelerar y de adaptarse a los requerimientos de los clientes, provoca el abandono de modelos tradicionales estáticos hacia modelos que abanderen la mejora continua constante. La mayoría de estudios e informes al respecto (como los de Project Management Institute o Business Agility Corporation) coinciden en que alrededor del 70% de las empresas están empleando algún tipo de metodología Agile. Este proceso de transformación nos ayuda a poner el foco en el cliente, adaptarnos a requerimientos cambiantes, ser flexibles con el desarrollo de proyectos según necesidades y a pasar de lo analógico a lo digital. Pero de momento, en la mayoría de ocasiones, sólo ayuda.
Estamos tan obsesionados con cambiar nuestra forma de trabajar que nos hemos creído que sólo por seguir una metodología al pie de la letra somos ágiles. Pero ¡cuidado!, lo agile va de personas, de trabajo en equipo, de colaboración, transparencia y confianza. Estos son conceptos que no aparecen implícitos en una metodología. Que sigamos el manifiesto ágil y lo tengamos colgado en la pared no significa que lo llevemos a cabo. Para que el proceso funcione, es imprescindible considerar las variables psicológicas que afectan al rendimiento de un equipo, con preparación y entrenamiento. Necesitamos preparar a las personas y desarrollarlas en comportamientos que faciliten el éxito de la metodología.
En las metodologías agile es imprescindible considerar las variables psicológicas que afectan al rendimiento de un equipo, con preparación y entrenamiento.
En Grupo Humannova, la mayoría de los requerimientos que tenemos tienen que ver con el proceso de cambio de las personas, en la preparación individual y grupal hacia las nuevas formas de trabajar, que en la metodología en sí.
Las dificultades aparecen porque no estamos ni educados ni acostumbrados a trabajar en equipo, ni a compartir, ni a ser generosos con la información, porque nos cuesta pasar del ego individual al colectivo. Todavía tenemos la necesidad de sentirnos imprescindibles y además pensamos que el poder de decisión es de otro. La auto gestión nos suena a utopía. Por estos motivos en nuestro grupo empujamos las intervenciones desde lo humano, porque sólo humanizando lo agile podemos asegurar el famoso manifiesto.
El foco está en el cliente pero también en las personas y en sus interacciones.
Aseguramos la construcción del mejor equipo ágil con figuras capaces, no sólo de dinamizar, sino también de facilitar el desarrollo de comportamientos eficientes entre los colaboradores y el cliente. Que entiendan que se debe identificar y alinear los elementos motivacionales y los valores que son compartidos por todo el equipo hacia el objetivo en común. Por ello, conducimos ese foco a través de comunidades con una metodología, una estructura y unos roles definidos, dónde todos los miembros del equipo se sienten importantes de una manera u otra. Y, fomentamos entornos de confianza, premiando la coordinación y la colaboración.
En procesos agiles es fundamental alinear objetivos, crear entornos de confianza y fomentar comportamientos colaborativos para conseguir mantener la motivación.
En definitiva, nuestra experiencia nos demuestra que es crítico adaptar y guiar los comportamientos necesarios para que la metodología funcione. Algunos aspectos como la cohesión, liderazgo, comunicación, empowerment y autogestión, han de estar presentes en esta transformación con programas específicos de entrenamiento.
En una organización ágil se establecen programas de desarrollo para garantizar la madurez en las competencias del nuevo entorno.
Se necesita realizar cambios en la cultura, en el liderazgo y en los comportamientos de las personas de la organización para solventar las dificultades con las que se encontrarán. Esto, es lo único que nos garantizará comportamientos ágiles a largo plazo.
Francesc Porta
Director Asociado
Grupo Humannova
